En invierno sólo mil personas habitan en la Antártida. Aquí, no hay ni una fábrica, tampoco existen los centros comerciales y gran parte del territorio sigue siendo virgen. Sin embargo, el agua que cae en esta región contiene sustancias potencialmente cancerígenas.
Después de una década de investigación, científicos de la Universidad de Estocolmo y la Escuela Politécnica de Zúrich identificaron que en esta fuente de reserva de agua existen sustancias de perfluoro y polifluoroalquiladas (PFAS), que son dañinas para la salud.
También puedes leer: Maíz transgénico, ¿qué pasará en México tras su prohibición?
Los PFAS son un conjunto de agentes químicos que tienen múltiples átomos de flúor unidos a una cadena de alquilo, estos no se degradan de forma natural y genera que permanezcan casi inalterados en el medio ambiente.

¿Cómo afectan los PFAS a tu salud?
Estas sustancias disminuyen la respuesta de los anticuerpos, el crecimiento infantil; además de que puede ocasionar cáncer de riñón, colitis ulcerativa, tiroiditis e infertilidad.
El agua pluvial que cae en esta región contiene sustancias potencialmente cancerígenas
Encontrar los PFAS en la Antártida son una señal de alerta para los científicos, pues que una región tan virgen llegue a este nivel “implica que, sin importar lo lejano, o cercano del entorno, el agua pluvial ha dejado de ser potable en todo el mundo”, señaló la UNAM en un comunicado.
Puedes encontrar ofertas, novedades y créditos agrícolas para tu producción
¿Por qué preocupa a los científicos?
La gestión pluvial es una importante fuente para abastecer a regiones marginadas. Por ello, el gobierno estableció el Programa Nacional para Captación de Agua de Lluvia y Ecotecnias en Zonas Rurales que se encarga de almacenar el agua de lloviznas y abastecer de agua potable a distintos hogares.
También puedes leer: ¿Cómo proteger el suelo ante sequías?
Sin embargo, este tipo de estrategias se deberán replantear pues ahora “la precipitación es un vehículo del cual estas sustancias (PFAS) llegan al humano y afectan a su salud”, señaló Elena Tudela Rivadeneyra, académica de la UNAM.
